domingo, 6 de diciembre de 2009

Por fin ve llegar el autobús, está tan cansada que ya no puede más, sólo puede pensar en el asiento desocupado que necesita encontrarse cuando se suba.

Saca el monedero, utiliza tan pocas veces el bus que ya no sabe ni lo que cuesta... "1,30€" reza el cartel y piensa que no hay derecho, encima de tener que aguantar los frenazos y acelerones de la "autobusera", tener que pagar ese dineral.

Se le pone una sonrisa de oreja a oreja al ver ese asiento ahí, esperándola, y deja escapar un gran suspiro al sentarse -¡qué bien!, ¡qué suerte!, un ratito para descansar hasta llegar a mi parada y tener que caminar el trayecto que me queda hasta casa.-

Así ve pasar la ciudad y se queda observando a la gente que sube al autobús: estudiantes tan frescos como lechugas a pesar de pasar toda la mañana en sus clases (juventud divino tesoro), mujeres cargadas con las bolsas de la compra (¿ cómo pueden con tanto después de ir de súper en súper buscando la mejor oferta?, -bueno, yo en ocasiones también hago lo propio- piensa.




En estos pensamientos estaba cuando la ve que se pone el bastón bajo el brazo mientras abre el monedero y va sacando las monedas lentamente, contándolas, ante la inquisidora mirada de la conductora ( ahora tendrá que acelerar más para después frenar más bruscamente en cada parada) y los ¡¡puff!! de los usuarios en la cola formada por la anciana.

Por fin ha cogido el ticket y se da un cuarto de vuelta para enfilar el pasillo donde ahí está ella, disimulando...-A ver si se levanta alguien para dejar sentarse a la viejita, pero nada...Le han enseñado y sabe que debe ceder el sitio a todo aquel que lo necesite más que ella, pero ¿quién juzga el que más lo necesita?.

Trata de no mirarla a la cara, sabe que en cuanto crucen sus miradas no habrá vuelta atrás y es que... está tan cansada... solo imaginar tener que enderezar las piernas otra vez le produce dolor, más dolor si cabe. -No, por favor, ya está aquí, no puede ser, me voy a levantar, sé que lo voy a hacer...no mires,no mires,NO MIREEEEES.- Pero cómo la va a dejar ahí, dando tumbos, así que hace lo que tiene que hacer y además lo que al fin y al cabo le apetece hacer aunque le cueste.Deja el sitio a la viejita.Ya está hecho. No fue tan grave. Lo he resistido muy bien, incluso creo que tengo menos dolores-


Además ha tenido un regalo añadido: Una tierna sonrisa de agradecimiento...



De pronto oye un gran suspiro cuando se deja caer en el asiento......